sábado, 8 de agosto de 2009

Hasta que la cuerda se termine


La perfección es un escondite.
Cuando no se cómo salir de algún lugar me disfrazo de perfecta. Me visto con voladitos y polleras en colores claros, hago que mi pelo brille y lo decoro con alguna que otra trenza. Descanso mi piel para que esté tersa y sonrojada; consumo frutas y verduras, hago ejercisio, ordeno y cumplo una agenda completa y practico los mejores modales habidos y por haber.
Subo el escaloncito que me deposita en el medio de la cajita de cristal: manos en la cintura y me dispongo a girar al compás de la musiquita.
Mis ojos estan quietos, son de cerámica, miran fijo, no revolotean y no brillan. La cajita no necesita su brillo, solo que no deje de girar...el show debe continuar, al menos hasta que la cuerda se termine.