sábado, 8 de agosto de 2009

Hasta que la cuerda se termine


La perfección es un escondite.
Cuando no se cómo salir de algún lugar me disfrazo de perfecta. Me visto con voladitos y polleras en colores claros, hago que mi pelo brille y lo decoro con alguna que otra trenza. Descanso mi piel para que esté tersa y sonrojada; consumo frutas y verduras, hago ejercisio, ordeno y cumplo una agenda completa y practico los mejores modales habidos y por haber.
Subo el escaloncito que me deposita en el medio de la cajita de cristal: manos en la cintura y me dispongo a girar al compás de la musiquita.
Mis ojos estan quietos, son de cerámica, miran fijo, no revolotean y no brillan. La cajita no necesita su brillo, solo que no deje de girar...el show debe continuar, al menos hasta que la cuerda se termine.

lunes, 15 de junio de 2009

Muchas Cosas Desordenadas



Últimamente me pasa que empiezo a escribir algo y no lo termino ni lo publico.

¿Será que perdí la práctica? No por dios...que no sea eso.

Creo que tengo una ensalada tal que no sé realmente qué es lo que quiero o tengo para decir.

Todo pasa tan rápido en mi querida vida. ¿Es la mía o estamos todos igual?
Esta profesión por su parte no se caracteriza por ser pausada y pacífica, es menester estar en una carrera constante, a contrareloj, bajo stress, bajo presión, y lamentablemente, cuidando la espalda con ocho ojos (complicada situación frente a la ingeniudidad y confianza desmedida ante la gente desconocida que llevo encima).

Cuando hay tanta gente involucrada, tantas opiniones, tantos halagos y tantas críticas, tantas cosas nuevas y desafíos, me pierdo y a la vez me hundo. Necesito que se callen todos y callarme yo, y quedarme hecha un bollito con los ojos bien abiertos y pensantes.

Tal vez me falte un hombro en el que recaer y olvidarme de eso y saber que nada de realmente importa más que ese instante de abrazo cálido y sincero.

Hay cosas que disfruto y otras que no. Gente con la que disfruto y gente con la que ya no. Momentos que necesito y momentos que no.

Y estoy arañando las paredes, o sus paredes, y tal vez sea en vano pero empiezo a vivir y dejar sentir, bajé un poco las defensas, me dispuse a sufrir (cuánto valor!!) porque la vida se pasa rápido, ¿y qué sentido tiene vivir anestesiado para que nada nos haga mal?

Las cosas más difíciles de apalabrar son esas que hacen mal de solo nombrarlas. Un día la señora que mejor desmenuza mi inconciente me las dijo una por una y todas juntas...y fue la primera vez que estallé en lágrimas en su presencia, no pude tomar más las cosas con humor...lloré como hacía muuucho tiempo no lloraba. El papel de "nada me importa ni me afecta, yo puedo con todo" le queda hermoso a wonder woman pero a mi me faltan los superpoderes para ser como ella y no terminar estrellada ante un bloque de cemento (léase: ante un fracaso, mal día, abandono, equivocación, desamor, desaprobación, etc etc)

Que todo pase así como una montaña rusa, que cada día aparezca algo nuevo que hacer y vivir es hermoso, emocionante, gratificante, pero a a veces me pierde. A veces me despego de la tierra y con las patitas en el aire me mareo y no sé cómo ni quién soy, ni cómo ni quien quiero ser...no sé si soy yo o una versión barata de mí, no se qué piensan los demás, no sé si debería importarme tampoco, no sé quien me miente y quien no, quién siente en serio y quién me vende cajitas chinas de plástico que se van a romper en dos días.

A veces creo que este trabajo genera todo este remolino de cosas que me encanta, pero también me desespera y me traba muy a menudo. ¿O lo genero yo sola?

Tal vez tenga que aprender a tomarlo de otra forma. O tal vez deba enfocarme más en esta práctica de "todo me chupa un huevo"...o tal vez lo que mas quiera y necesite es que te des cuenta de cómo araño tus paredes tan sutil e insistentemente, y cómo quiero que arañes las mías para encontrar equilibrio en la simetría perfecta, o imperfecta, no importa, ya aceptamos que la perfección no existe. (Hay días en que salgo despeinada y todo...y no me importa. Para mí, un progreso desmedido, nunca visto :P)

lunes, 11 de mayo de 2009




Sabés mejor que yo,

que a veces decido no parar para no tener que pensar.

Para no tener que pensarme.

miércoles, 22 de abril de 2009

Desangelada

Hay días en que mi angel se va y me deja sola.

Maldito ser ingrato y caprichoso.

Me saca las alas, me saca la luz, el vestido blanco con perlitas, el brillo, la sonrisa, la simpatía.

Me aleja. Me hace hacer todo al revés, me discrimina, me apaga, me entorpece, me hace sentir más insignificante que una pulga.

Inútil. Todo mal. ¿Quién es el para irse así y dejarme en el medio del viaje un día cualquiera? En pampa y la vía como le dicen...

Reconozco si, que a veces me lo avisa: no te recargues, no te excedas, tomate tus tiempos, relajate, de a una cosa por vez. Y yo lo escucho, si, lo escucho, o trato, pero a veces pienso que wonder woman puede con todo igual. Y no, sin el ángel wonder woman no existe. Y si no le hago caso se enoja y se va. Tan simple como eso.

¡Que vuelva! Necesito que vuelva. Porque sin el ángel no soy yo. Soy yo sin ángel, soy un 30 o un 20% mío, soy la parte más chata de mi ser, la parte sin ángel.

No me quiero sin ángel. No existo y no me soporto sin ángel. No hay campanita sin ángel.

Así que paramos. Stop, piquete, hasta angelarme otra vez. ¿Ok?

sábado, 4 de abril de 2009

Atmósferas: adiós Alfonsín, buenas noches Molotov

Molotov terminó bien arriba, con cientos de cabezas agitándose verticalmente en un movimiento mecánico y uniforme y una cantidad de chicas sobre el escenario; que, tratándose de otra banda podrían haberse confundido con un numeroso coro gospel de voces privilegiadas, pero este no fue el caso: ellas eran chicas del público que subieron invitadas por los mexicanos para bailar las últimas canciones desaforadamente.

Alfonsín terminó arriba también, con miles de cabezas mirando hacia el frente o hacia abajo, miradas que lo acompañaron a su entierro guardando un dejo de tristeza y admiración simultáneos. Tristeza, melancolía, o "esa extraña sensación" de que el símbolo vivo más puro de la democracia que quedaba en nuestro país, finalizó su estadía en la tierra. Un sentimiento de desprotección, tal vez, una ráfaga de viento helado que nos dejaba inválidos frente al gran villano...una especie de Ratón Pérez frente al Increíble Hulk, pero éste último en versión femenina y vestida íntegramente por Susana Ortiz y Claude Bernard.

Molotov abrió el show con "Gimme tha Power", una canción que alardea casi al final el grito unánime: "El pueblo unido jamás será vencido". La multitud enloqueció por ese mismo power que irrumpió en el escenario del templo del rock. Al terminar esa apertura hicieron mención a Alfonsín y se escuchó un "que descanse en paz" por parte de la voz del grupo mexicano. Y me quedó resonando en la cabeza: "el pueblo unido jamás será vencido".



La multitud que acompañó el entierro de Alfinsín se movilizó de forma voluntaria y pacífica. Diversidad de edades y de personas. Una caravana interminable que connotó algo que excedió y fue mucho más allá de la muerte del caudillo. Fue una especie de oasis en medio del trajín de caras largas diarias al que nos tiene acostumbrados el gobierno K. Llovía, o lloviznaba de a ratos, y se desplegaban los paragüas radicales o los multicolores, no importaba el color ni importaba la lluvia, no hubo motivo para no acompañar la ola de gente que despidía al ex presidente.

A la noche también llovió. Cerca de las nueve estábamos listas para tomar el taxi que nos llevaría al recital y se largó un chaparrón estilo baldazo de agua; pero cesó, y durante el recital no hacía falta lluvia porque los truenos, claramente, estallaban en el escenario. Molotov es una banda que más allá de su composición rapera y rockera a la vez, la exactitud ametralladora y hablidad de su baterista, sus ritmos pegadizos y poderosos que obligan a saltar o al menos a mover el cuerpo, tiene letras que denuncian y dejan aflorar toda la "escoria de nuestra sociedad", hablando en término ska-peanos, y del ser humano mismo. Sin pelos en la lengua nos hacen ver de una manera divertida y lastimosa a la vez la mierda en la cual estamos insertos.

La tarde de entierro, en cambio, estuvo cubierta de un manto blanco y puro. No afloraron más que cantidades de rosas en capullos y en palábras para el ex presidente Raúl Alfonsín. Fueron horas de recuerdos atravesadas por ojos caídos y algunas lágrimas propias de toda despedida de este tipo; conductores, periodistas y figuras políticas o no políticas solo tuvieron palábras de admiración hacia el titulado "padre de la democracia". Se recordó su obra, su accionar limpio durante la dirigencia, ese que tanto se extraña por estos días, y hubo invitados en su mayoría amigos gobernantes del caudiillo que dieron discursos de despedida.

Para Molotov también hubo un invitado de lujo: Panchito Chévez. Pero Panchi no tuvo palábras puras y blancas de admiración, muy por el contrario lo hicieron "putear" a más no poder previo a su participación con la armónica en la canción "Puto". Ni el mismo Panchito sabía ya qué palabras (o malas palabras, no porque sean malas diría Fontanarrosa sino por el sentido en el que se las usa) decir para alcanzar el nivel de palabrerío sucio que profiere el cuarteto mexicano.

No es el objetivo poner en relación a Molotov con Raúl Alfonsín (relación por cierto inexistente), solo ilustrar un cambio de atmósferas radical que viví ese jueves 2 de abril. Querramos o no, aunque no fuera un hecho feliz el entierro de Alfonsín hizo aflorar de forma espontánea lo más lindo de la gente; y Molotov si bien dió un recital sin desperdicios y muy cargado de diversión y buenas ondas, fue un memo recordatorio de los defectos de nuestra sociedad, nuestro sistema capitalista y ni hablar, de nuestros gobiernos "democráticos".

La casa estuvo en orden esa tarde de abril, y el templo del rock se ordenó por la noche. Cada cosa en su lugar hasta que amanecimos al día siguiente, con los mismos problemas que denuncia Molotov sin resolver, y con uno menos en la lista para echar luz sobre el sinuoso Kamino que recorremos hoy en día.

martes, 31 de marzo de 2009

Diez motivos para sonreir:


1.- La caricia del sol de otoño, cuando sale.

2.- Las gotas de lluvia que al caer envuelven el ambiente con esa mágica sensación a través de la ventana; o mejor: observarla al reparo pero en vivo y en directo, con olor a tierra mojada. O mucho mejor aún: que caiga sobre nosotros, que nos empape mientras corremos, reímos, lloramos o amamos.

3.- La posibilidad de regalar sonrisas sin escatimar: a familiares, amigos, amigas, enamorados o desconocidos.

4.- El azar. Las sorpresas que nos da la vida, recorrer con euforia sus vueltas, amortigüar los tropiezos y disfrutar los enderezos.

5.- La música. La que eligamos, la que nos llene el alma, la que nos ponga piel de gallina o la que nos ponga a bailar sin vergüenza.

6.- Una película con helado y frazada, o con un té con miel y limón en caso de que nos duela la garganta como a mi hoy ;).

7.- Todo lo que hay por conocer: desde personas, pasando por millones de lugares en el mundo, hasta toda la cantidad de libros, músicas e historias de todo tipo que andan habitando las atmósferas místicas y encantadas de este planeta.

8.- Un te quiero o un abrazo de quien sea, cuando sea.

9.- La posibilidad de hacer lo que nos gusta, de proponernos perseguir sueños; a paso lento o a zancadas pero perseguirlos de forma incesante.

10.- Somos únicos. Y podemos buscarnos hasta encontrarnos para poder dejar nuestra esencia irremplazable a cada paso. La singularidad auténtica nos hace personas hermosas.