viernes, 22 de agosto de 2008

El arte de saber jugar


La vida es un gran juego. Desde el vamos nos impone un tablero con muchísimos muñequitos de colores y tamaños distintos (personas que vamos a ir conociendo a lo largo de nuestra vida: familia, amigos, parejas), nos impone reglas, obligaciones, premios; y nos acerca un manual sobre las distintas formas de jugar, formas dentro de las cuales tenemos que hacer elecciones. El manual nos hace elegir algo a lo que dedicarnos, un lugar donde vivir, la gente que queremos que nos acompañe... el juego se arma y fortalece en elecciones. Y por otro lado está el azar, el temido azar: la parte en la que tiramos los dados sin saber lo que va a salir. Es la parte del juego que no podemos controlar, pero con la que tenemos que aprender a lidiar para poder pasar al siguiente casillero.

Cada uno de esos muñequitos de distinto color y tamaño constituye otro juego en sí mismo, cada persona nos invita a entrar en su propio tablero y jugar según sus reglas, premiaciones y castigos, como también nosotros dejamos pasar a esas personas a nuestro tablero.

Y el éxito de nuestro juego está en aprender a jugar en el tablero de cada persona que nos rodea, de cada persona nueva que conocemos, o de las que conocemos hace ya muchos años. Entender su manual de reglas, aceptar sus premiaciones, premiarlos, tener la capacidad de conocer a la perfección cada piedrita de su tablero, los casilleros que tienen en mal estado, los casilleros que nos benefician o hacen bien; todo esto para poder salir de un tablero y entrar en otro con perfecta comodidad. Aprender a querer a cada muñequito, saber en qué tablero somos bienvenidos y en que tablero dejamos de serlo, saber en qué tablero nos necesitan más que en otros, saber que tablero deberíamos (o querríamos) elegir para pedirle a su muñequito que se quede a vivir por siempre en el nuestro...y a veces hasta se crea un tercer tablero de la unión de dos...
Y en esto reside el arte del juego...

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